Con el fin de las restricciones en los aforos de los estadios, el Real Madrid ha acelerado las obras para habilitar el Santiago Bernabéu y acoger a la mayor cantidad de espectadores posibles. El objetivo del conjunto madridista es que, para el partido ante Osasuna, que se disputará a finales de octubre, puedan entrar 70.000 aficionados, sobre los 81.000 para los que tiene capacidad.
Cuatro semanas tiene el club por delante para conseguirlo. Desde partido disputado el pasado martes ante el Sheriff hasta el que se juegue el próximo 27 de octubre ante los navarros, los madridistas disputarán todos sus partidos a domicilio. La Liga ha aplazado el partido de la jornada 9, que enfrentaría en el Bernabéu a los de Ancelotti contra el Athletic tras el parón, por lo que tendrán un mes para acondicionar las gradas y poder acoger así a un mayor número de espectadores.
Sanidad ha levantado las restricciones de asistencia en pabellones deportivos al aire libre, acercándonos cada vez más a la vida de antes de la pandemia. Prácticamente todos los clubes de Primera división podrán llenar las gradas de sus estadios un año y medio después. Sólo los recintos catalanes y vascos, por decisión de los respectivos gobiernos autonómicos, no podrán superar el aforo de sus estadios en más de un 60%.
Ante esta situación, el Real Madrid se ha puesto las pilas y busca acondicionar el graderío para poder acoger al máximo número posible de espectadores en su estadio. El Santiago Bernabéu continúa su remodelación en el interior y, actualmente, la mayor parte de la grada baja se encuentra totalmente demolida. Por tanto, hasta finales de octubre, los trabajos se centrarán en la reconstrucción de las mismas, salvo la del fondo sur.
Es precisamente ese el motivo por el que en los primeros partidos del curso que se han disputado con público en el feudo madridista, los blancos no han podido meter más de 25.000 espectadores. La normativa, desde que los de Ancelotti se estrenaron en Liga en su casa, permitía acoger hasta un 60% de su capacidad. En lo que sería el estadio blanco en condiciones normales, esto supondría más de 48.600 aficionados. Sin embargo, las obras han impedido que el aforo se acercase a esas cifras.
Prioridad a la reconstrucción de la grada baja
El objetivo está claro en el club. Si hasta una semana antes de que regresase el fútbol al estadio blanco, después de un año y medio de exilio en Valdebebas, parecía imposible que se pudiera jugar, ahora la tarea parece igual de complicada, pero hay tiempo para lograrla. El ambicioso plan del Real Madrid es que hasta 70.000 espectadores puedan ir al partido frente al Osasuna y se trabajará a destajo para conseguirlo.
Después del partido contra el Sheriff, ante el parón que alejará durante un mes el fútbol del Bernabéu, el club ha vuelto a agilizar su transformación. En los primeros días, los avances que se ven son considerables. Las lonas que cubrían las zonas de grada baja inutilizables han desaparecido, mientras que se ha acelerado el trabajo en el hipogeo que guardará el futuro césped plegable, mediante una zanja abierta en el fondo sur.
La rampa que se ha instalado para dar entrada y salida a los camiones se encuentra precisamente donde debería ir la grada baja en esa zona del estadio y, por el momento, se quedará como está. Tampoco estarán habilitados los antiguos palcos vip, ni la zona alta del tercer anfiteatro en el lateral este. Sí que se trabaja ya en la construcción de la nueva grada baja en los dos laterales y en el fondo norte, además del acondicionamiento de los accesos a esta nueva zona.
De este modo, los madridistas se despedirán, por el momento, de cerca de 11.000 butacas. Sin embargo, esperan poder contar con 70.000 en las que los aficionados puedan disfrutar de forma segura durante los próximos meses de los partidos de Liga, Copa y Champions que disputen los madridistas. Todo, mientras continúan las obras de un nuevo Bernabéu, que va tomando forma.